miércoles, 29 de mayo de 2019

Fragmento de artista (1 de 5)

La crónica roja alimenta el morbo. Las polillas revolotean exasperadas para chocar de frente con las ampolletas que anuncia la piel escarchada de una chica en microbikini y estrellas en los pezones. Vuelan atolondradas las polillas entre neones y ultravioletas, como si solo tuvieran esa noche de verano para reproducir su especie. Los colores de la ciudad confunden sus delicados sistemas de orientación. La percepción distorsiona tanto que son capaces de cruzar el fuego, quemando sus alas, para conseguir lo establecido por un sistema que las necesita, pero pareciera odiarlas.


Charcos de sangre, fluidos de cortes perfectos. Las polillas enceguecidas chapotean en el charco con sus alas quemadas de tanto sexo químico, en los aires tibios de un verano. Se ahogan en el charco, sin saber siquiera que son mariposas nocturnas, que no necesitan de lindos colores, por que nadie las ve, salvo cuando chocan con las ampolletas o las llamas directamente. Nadie les llama locas por eso.

Fragmentos de un artista
1 de 5
29.05.2019

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