viernes, 13 de septiembre de 2013

Te inventé un sueño

Una vez soñé, que tú dormías y que a su vez soñabas.  
–Si los sueños pueden convertirse en realidad, entonces con mayor razón las mentiras–.  Te decía yo, pero tú dormías y yo mientras escribía.
Yo te hablaba de la fragilidad del recuerdo de un sueño, en la mañana de un martes.  Tampoco creo que me escucharas, dormías.  

Tus ojos cerrados, tu boca apenas abierta, parecías exhalar una palabra un susurro en el aire imperceptible bello, un halo de verdad quizás.  Dormías y la llama de una vela jugaba con las sombras en tu rostro.  Yo hablaba en voz baja para ver si podía interferir en tus sueños, te decía cosas bonitas murmurando casi, una vez incluso sonreíste mientras yo decía algo, me pareció que escuchaste y me detuve no quería que despertaras. Al final del sueño, acaricié tu sien con mi pulgar, te sentí respirar y me dormí yo.  

Por donde empezar

a Lucia mi madre

Enhebraría todas las agujas otra vez,
soñaría contigo todas las estrellas mujer
cruzaría a las orillas nadando otra vez el río
yo contigo y mis hermanos, los tres.

Te ayudaría a coser las alegrías
en el telar de nuestras historias
con la máquina a pedal y sin dedal
hasta el final, si es que existe tal.

Te regalaría toda esta mi felicidad
cuando tengas un poco ganas de llorar
para que brotaran los aromos en tu mirar
para que tocaran tus pies las olas en paz

II

Esta vida que me has dado
que me has parido más de una vez
que no para de germinar y nacer
que no para de quemar el corazón, la piel
que a veces no entiendo
pero que amo cada vez

En esta vida,
mi ombligo también es tu espiral
ese sentimiento verbo universal
ese que me enseñaste a explotar
como una llama maternal
a ese que le llaman amar

III

Sé que mi verso  es difícil de explicar
que no hay una sola ideal final
pero para que quede claro
y también para que lo sepan los demás
en palabras claras sin enredar
sino es por ti,
yo no podría amar
no sabría

por donde empezar.
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