viernes, 1 de septiembre de 2017

Ser Joven

     En una manifestación sobre los detenidos desaparecidos veo a una niña joven de unos catorce años, pelo rojizo, camisa escocesa roja y negro pantalones rotos en las rodillas y una foto colgada en su pecho. La foto en blanco y negro es de un hombre joven, quizás unos veinte años; tez clara y pelo ondulado. La imagen esta plastificada y perforada por arriba donde pasa un gran alfiler de gancho metálico, desgastado y dorado opaco. La joven sonríe y habla con algunos otros jóvenes, mientras de fondo suena música andina.
    En la manifestación hay muchas personas y es en frente del Banco de Chile en pleno paseo ahumada de Santiago. Un escenario en frente, y rodean a la gente, largos lienzos que cuelgan entre los árboles. Lienzos con decena de caras impresas en cuadriculadas, sin nombre, dirección o algo que indique quienes son o quienes fueron. Solo lo acompañan, y también en negro, grandes signos de interrogación. ¿Dónde están?
   ¡Cuán jóvenes eran todos ellos! Más que yo a esta edad. ¿Cuántas cosas quisieron cumplir como yo? ¿Cuánto soñaron? ¿Cuántas madres, en edad de mi madre sufrieron y quedaron a la espera eterna de noticias o justicia? Y la pregunta dolorosa ¿Cuantos compañero scouts, cuantos amigos y amigas de organizaciones sociales más jóvenes que yo hubiesen desaparecido si esto ocurriera hoy? ¿Hubiese sido posible todo lo que hacen ellos hoy, en esos tiempos? Ellos creían en un mundo nuevo como yo creo ahora, estudiaban, discutían, trabajaban, no tenían formación paramilitar, no tenían educación como la de hoy, creían.

   Vuelvo a la joven, que ahora levanta el puño exigiendo justicia de la generación de sus abuelos, hace quizás 50 años. Esta niña-mujer joven consecuente con su historia, vive piensa y exige por aquellos jóvenes que no pudieron hacerlo en ese tiempo. Porque su vida fueron cortadas en plenitud. La extensión de ese terror alcanza más allá del tiempo y de las generaciones. Eso pasa cuando se matan los sueños de otro.



    ¿Dónde está nuestra juventud? Y no me refiero a los niños y niñas u hombres y mujeres de una cierta edad específica. Sino que, a donde está nuestra juventud, la de cada uno. Incluso si usted lee esto y tiene 90 años. "Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica" decían en esos tiempos donde ellos, los jóvenes de las cuadrículas en blanco y negro, desaparecieron… o mejor dicho fueron secuestrados por agentes de un estado paranoico y brutal, asesino y cobarde.   


Ser joven y no ser revolucionario es también una contradicción Vio-lenta. Una contradicción sarcástica en nuestros tiempos, no válida para nuestros tiempos, donde llevamos la revolución por dentro. Ser jóven y no querer un mundo mejor es en chiste extraño, de humor negro, pero del malo. En fin, es una contradicción. Es una contradicción vivir y no ser joven, y aquellos que llevamos la revolución por dentro lo entendemos así, independiente de los años y generaciones. 

No podrán devastar nuestros sueños y alegría de juventud, ni aun así con los años.



01.09.2017
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