Tiuque

a Victor Jara

Pájaro atrapado
en las jaurias de dientes funestos,
dientes afilados,
quebrados y podridos de odio e ignorancia

Trituraron dedos
los engranajes de la máquina de muerte,
pero no callaron
ni una nota de tu voz viva,
por que la canción valiente escapa
de todas las rejas, de los años, del dolor, del olvido

Tiuque poncho negro y rojo,
barba y guitarra,
surca con el arado el cielo,
recolectando flores de las quebradas,
cuando suenen las sirenas
y haya que volver a los trabajos en alguna madrugada,
serás el fuego que limpia
el cañón de mi mirada

Cartagena

Cartagena... playa grande, sol, arena gris con pedacitos de carbón y uno que otro hueso de pollo o palo de helado. Mis primos, mi hermano y yo estirados de guata sobre las toallas, yo tratando que la arena no me tocara los dedos para poder comer tranquilo, la marraqueta con jamonada y margarina que me había preparado la Mami, mi abuela. Del kiosko que estaba en la costanera salia un parlante, un cono gris chicharriento que tocaban a Soda Stereo y que se confundía con el cuchicheo del pueblo en vacaciones.