miércoles, 18 de enero de 2012

La Apuesta


La bola macha chocó con la número nueve y esta última le dio de lleno a la catorce  que cayó enterita en la buchaca del centro. 
El perdedor se sentó en el suelo casi a los pies del ganador y con el vaso largo hasta el tope con piscola , estiró su mano con el trago hacia el ganador  y mirando al suelo dijo pausadamente-  Sírvase señor .Sírvase Señor. Sírvase Señor

Toda mi Verdad


     Como revisar esa historia sin conmoverse, como hacerlo sin que esta se enrede entre hechos y sentimientos absurdos ahora, pero tan vivos en ese entonces.  No tengo la más remota posibilidad de no pensar en eso, cuando escribo esta historia simple, pero profunda.  No puedo hacerme a un lado y mirar desde otro lugar que no sean mis ojos cansados de esas mentiras.  Escribiré este relato sin poner una palabra de más, porque debe haber verdad finalmente y deben saberla. No quiero más mentiras. Publico esta carta para que se sepan de una vez toda la verdad. 
                
         Yo la amaba.

Plagio de Otra Tarde

Hoy te estuve esperando, ahora camino hacia el metro. Ya está oscuro.  En mis audífonos chillan voces que arranco de mis oídos. Estoy cansado, busco un par de miradas bajo los paraguas.  A veces quisiera no pensar en ti. Creo que hoy no leeré Benedetti, así mañana te volveré a esperar más tranquilo.


Mirada


Ella me miró desde la ventana de la micro. No la conocía pero pensar en ella y en su sonrisa calmó mi pánico y mis manos dejaron de sudar un poco.

No llegó


Pedaleé por encima de adoquines tres calles, crucé la ciclovía desde la Moneda a Las Rejas, esquivé a cinco épsilones y dos anarquistas. El agua del guanaco, jabonosa en el piso, casi me bota de hocico. La bicicleta viene media desinflada, como yo. Tengo sed y son las once de la noche ¿Y todo para qué? ¿Para que me digas que ella no llegó? ¡Chanta la moto!
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