martes, 4 de febrero de 2014

¿Violencia Válida?

No entiendo cómo se puede ensalzar los “triunfos” de la Guerra del Pacífico llegándose a sentir orgullosos de los “logros” alcanzados y de los territorios “ganados” por las armas. Tampoco entiendo como querer defender los territorios con sangre, algo que se ganó con sangre (incluidas violaciones, torturas, ejecuciones de inocentes y todo lo que implica una guerra, pero que olvidamos según nos convenga). A lo anterior, le agregamos toda una sarta de patriotismos arcaicos con fundamentos iguales o muy parecidos a los del siglo XVIII (18), pero que ahora se transmiten a través de celulares y medios modernos, que de paso se olvidan de todos aquellas frases bonitas para el bronce, acerca de ser buenas personas y felices, olvidándose también de todos los corazones con angelitos a poto pela’o saltando entre las nubes de los enamorados y de las bonitas palabras hacia la familia, como si otros pueblos latinoamericanos no tuvieran familias o se enamoraran.


     En paralelo, más bien, a la vez y sin mayor análisis, los mismos que ensalzan la lucha por la “justicia”, son capaces de condenar la violencia de los que protestan en las movilizaciones sociales, estudiantes, mapuches, mineros, portuarios, etcétera. Calificándola de terrorista y un montón más de adjetivos, que según yo, aplicarían en ambos casos, y que no tiene mayor diferencia con una montonera de hechos violentos históricos, que nos han acompañado desde que tenemos uso de conciencia y desde mucho antes incluso.


     ¿Acaso sólo algunas violencias son válidas?, ¿Solo las que me convienen o están de nuestro lado? ó ¿Acaso son válida aquellas que están más lejanas en años?


     Si a la Guerra del Pacifico fueran nuestros hijos, ¿Nos parecería acaso tan orgullosamente válida? No les creería mucho, a no ser que fuera un gringo el que me lo dijera. Si hubiésemos perdido la guerra, hubiésemos condenado la extrema violencia de nuestro enemigo y aún así seguiríamos tratando como héroes a nuestros caídos, que fueron tan violentos como los del otro bando. Sin embargo, hoy evitaríamos a toda costa, que nuestros hijos participaran de acciones violentas, por muy de acuerdo que estemos con sus reivindicaciones, no queremos que nuestros hijos sean héroes, ni menos mártires, de ninguna guerra, de ninguna protesta, por más justa/injusta que esta sea.


     El análisis que se hace al momento de tener una postura en contra o a favor de la violencia, demuestra lo individualistas que somos como sociedad y pone en primera línea los emocionales que somos, dejando atrás, pero muy atrás esa vieja escuela que decía que nosotros éramos seres racionales. Si en realidad razonáramos como todavía se cree, descartaríamos toda traza de violencia de nuestras sociedades, pero sin embargo, basta con que nos muevan un hilo de nuestro cuidado ambiente para que seamos capaces de validar la guerra, la violencia, incluso las violaciones a los derechos humanos, o para descartar eso mismo si es que estamos del otro lado. Lo de ser seres emocionales tiene también, casi como un fractal, algo bueno y algo malo, pero al menos debemos comenzar por hacernos conscientes de que lo somos. Entender que no somos tan buenos, que bajo ciertas condiciones, podemos ver a la violencia como algo bueno. Podría servirnos para transmitir a las nuevas generaciones una postura clara, fuera de ambigüedades evidentes y no esas posturas sin mayor análisis llena de contradicciones. No digo que validemos la violencia, pero sí la descartamos, entonces las descartamos todas. Con la misma fuerza, todas. Y entender que todo comportamiento humano tiene un límite. Y que la emoción se sobrepone a la razón. Ahora es tiempo de razonar.
     
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...