jueves, 27 de marzo de 2014

Curriculum

Vengo de padres obreros, mi madre costurera me hacia la ropa y mi padre los zapatos para ir al colegio en la básica.   Como mis padres trabajaban mis abuelas se turnaban y sin saber ni leer ni escribir, me mandaban a estudiar todo los días, hasta me ayudaban con las tareas.  El mismo pantalón todo el año.  El par de camisas que tenía, las lavaban todo los días y mis zapatos siempre bien lustrados, pobre pero nunca cochino, no hay que confundir decían ellas (las dos). Cazuela de Vacuno (mas hueso que carne) y el infaltable arroz con huevo y a estudiar se ha dicho.  

La profe Margarita me tiró varias veces las patillas por no llevar la cotona o por no hacer la tarea.  A los 11 años aprendí a irme en micro, con escarcha, lluvia o a pleno sol caminaba hasta la micro Recoleta Lira que me dejaba en frente del colegio.  Solo los primeros años me fui en furgón. 

En la media, dos de mis tíos, como padrinos, ayudaron con los gastos.  Uno pagaba mi mensualidad y el otro me daba para la micro y algo de comer (un berlín o galletas).  Mi madre ene se tiempo estaba sola, mi papá nos había dejado, y éramos cuatro los hermanos.  Elegí una carrera con futuro y que me gustaba, elegí bien, de eso no me quejo. Me fue bien.  Desde ahí que siento la obligación de devolver la mano.

Después de salir de 4to y un año en la milicia entré a estudiar Ingeniería.  Antes del CAE, antes de las montonera de becas, antes de todo, antes de las protestas, incluso antes de tener conciencia de donde estaba, el estado no me dio nada (quizás no lo merecía para algunos nunca fui ninguna lumbrera).  Yo mismo pagaba mi carrera porque a la vez trabajaba para una pequeña burguesa, vieja explotadora que nunca me valoró.  Fui el primero de mi familia en estudiar y todo eso, me iba bien, me eximí de muchos exámenes, buenas notas, no faltaba nunca, peleaba con las matemáticas pero ahí estaba, no me rendí. Finalmente no pude seguir, no por falta de talento ni de ganas, sino por falta de plata. Me negué a mi mismo endeudarme por años, tampoco tenía avales.  Quizás hablando me hubiese conseguido un aval pero me negué.   

Conozco a muchos como yo, decenas como yo, y deben existir cientos que no conozco.

No me gusta mencionar ciertas cosas porque no me gusta la discriminación, tampoco la discriminación positiva, no me gusta ninguna.  No me gusta la lástima, ni que me digan pobrecito, ni que digan nada.  Si están pensando en eso, tráguense sus lástimas y sus caridades, no las merezco y muchos como yo, tampoco.  No creo en la autocomplacencia, ni menos en la autocompación.  Tampoco soy ejemplo de nada ni de nadie.  

Crecí hasta los 13 años en el centro de la Legua Emergencia y todo esto viene al caso, para hablar de educación, pueblo y de población.  

Podré aprender de muchas cosas, me he preocupado de aprender más de lo que me han enseñado, podrán enseñarme de teorías y de ciencias, pero no me darán cátedra de Educación y Pueblo.  No se llenarán la boca conmigo. 

Veleros

Detén el mal tiempo
a nuestras velas y veleros paz

Veleros de papel
de los charcos de cunetas aceitadas
coloreadas de lluvias grises

Triángulo de estrellas en el agua
de letras azules alargadas
se llevan los sueños aplastados
por los ladridos nocturnos
de las balas y los motores
de la rabia acelerando

Velero punta de flecha
Se lleva sangrante el mar
de calmas abiertas
de almas y puertas
mar de lágrimas

Aún así
con los dientes templados de tus negaciones
masca firme y avanza
sopla y empuja 
las velas sin apagarlas


A nuestras velas y veleros paz
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