jueves, 28 de abril de 2011

Bajo el Árbol

Hijo:
Sentado bajo un gran árbol, rociado por minúsculas y frescas gotas de una lluvia tranquila, contradictoriamente acogedora.  Acompañado de pájaros que se acurrucaban entres las ramas, sacudiéndose cada cierto tiempo. Me detuve a pensar para buscar respuestas de lo que soy en mi presente, me puse a repasar mi historia, mi pasado. Decenas de historias tristes y complicadas, bellas y felices, pasaron por mi cabeza.  Incontables anécdotas, personas y lugares que me llevaron finalmente hasta donde estoy este día, ahora bajo el árbol. Muchas historias pero, finalmente tus ojos grises me detuvieron entre mis recuerdos, tus manos que tomaban lentamente el color blanco de tu piel perfecta, tu rostro con una expresión de amor indescifrable, tu pequeño llanto y quejidos me conmovió al recordar, y se olvidó todo lo demás en ese instante y se repetía ese precioso recuerdo de cuando naciste.  Una lágrima de tu madre me detuvo también el recuerdo. Y su pecho con el tuyo piel y piel mientras todavía los unía la vida.  Pensé, allá bajo el gran árbol, que tenía que escribir este recuerdo, porque ya fue hace diez años y el tiempo mata el recuerdo, y después nos olvidamos quienes somos o porque hacemos lo que hacemos.   
Se me llenan de fuerzas las manos, se me templa el espíritu con tu recuerdo bajo la lluvia, era un día frio cuando naciste, un día con mucho viento y frío, pleno invierno en Junio del 2001.  No hubo complicaciones, todo fue en una extraña calma o al menos así lo veía yo, joven todavía. Tu abuela me llamó a mi casa, y me avisaba que ya era hora.  Yo estaba un poco preocupado, pero entusiasmado por el término de la espera y porque te podría conocer, estaba un poco nervioso, a veces no sabía qué hacer para calmar el dolor o las molestias de tu madre.  Pero, inexplicablemente sabia en lo más profundo,  que todo iba a estar bien, que por fin te conocería y ahora jugaríamos los dos acá fuera y que te amaríamos tanto como siempre lo hicimos.  Nos fuimos despacio al hospital, el mismo hospital viejo, donde nacimos tus tíos, yo y tu madre. No grabé, nada solo lo vieron mis ojos, no hay fotografías del momento, solo mi recuerdo y el de tu madre. Tus abuelas que esperaban también, siempre estuvieron contigo en sus oraciones, pero también estaban fuera en una sala esperando.
El frio de la sala de parto, se contradecía con el calor que tú traías, los dolores de tu madre fueron fuertes, pero ella fue y es valiente, apretaba mi mano y yo solo quería que terminara todo bien, rezaba para mis adentros, pero no de susto ni temor, sino para atraer la paz, para darle tranquilidad a ella, acariciaba de vez en cuando su frente y su pelo. Finalmente vi tus ojos grises, glaseado de sorpresas, grandes y almendrados como los de tu madre decía yo, como los míos decían todo los demás, conté tus dedos, no se la verdad porque, vi y revisé tus orejitas pequeñas tampoco sé porque. Perfecto decía yo para mí. El frío de la sala desapareció para siempre contigo ahí.  Fui el primero en cargarte, después de tu madre, en tomarte entre mis brazos,  protegerte y cuidarte en los primero minutos acá fuera. Después de un rato te revisaron.  Luego te llevaron de nuevo con tu mamá y la matrona que ayudo a salir hizo una cruz en tu frente con su pulgar, murmurando una bendición, en el pasillo antes que te llevaran a tu habitación.  Yo besé tu frente y ts manos. Besé a tu madre y le dije que la amaba y me sentía enormemente vivo, feliz, indescriptiblemente feliz.
El viento soplaba con fuerza fuera, como el de hoy acá bajo el árbol, pero  yo no tenía frío.  Hoy te veo grande y quise escribir esto para ti, quizás lo comprenderá mejor cuando este mas grande aún.  Pero quiero que sepas, que hoy quiero caminar contigo, delante de ti, atrás de ti  también y a lado tuyo, que mientras pueda te tomare entre mis brazos, me miraré atreves de tus ojos, te apretaré y pondré mi oído en tu pecho, para escuchar tu corazón de oro. Que quiero seguir viéndote crecer y amar, solo eso crecer y amar.  Que seguiré haciendo lo que hago, porque finalmente lo hago por ti.



Santiago   28 de Abril del 2011.





1 comentario:

  1. Me gusto mucho la narración y tambien la foto con la que culminas el relato, muy bonita...
    Pasate por mi blog cuando quieras...

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