martes, 22 de mayo de 2012

Primera Mentira

“Una mentira nunca vive hasta hacerse vieja.”
Sófocles.

Miro en la profundidad del café oscuro y espeso, mi ojo pardo, mientras siento el sonido mexicano de una trompeta en mis audífonos, escucho un rap latino. La espera se hace larga tras el cristal y la música suena, pero yo pienso en otra cosa ahora. Ellos discuten no sé qué cosa allá dentro, están un poco exaltados, el doctor mira como mofándose a mi padre y mueve la cabeza con una sonrisa sarcástica. Mi padre se ve enfurecido y mueve las manos rápidamente mientras habla. La verdad yo no los entiendo, el doctor solo me echó del box y llamó a mi padre, se supone que yo soy el enfermo, pero apenas me examinó, me hizo un par de preguntas, que no supe como contestar bien. Ese doctor es inteligente, claramente no lo engañaría cualquiera. 


Tendré que prepararme para mañana, creo que no será fácil enfrentar esta situación, algo se me ocurrirá finalmente, siempre salgo bien de todo esto. A veces creo que mi padre sospecha, pero él no me dice nada. La verdad creo que jamás me dirá nada, creo que es un imbécil y que no tiene la más mínima idea de cómo afrontar la situación. Además, yo sé que él también miente y creo que en cosas mucho más graves que las mías. Así que no dirá nada. El sabe, que yo sé todas sus mentiras. No ganaría nada. Si yo contara todo lo que sé de él, la familia se iría a la mierda, mi madre sufriría años y mi hermana no me creería. Creo que ya no respeto a mi papá como antes. 


– El doctor dice que eres un mentiroso. – Me dice mi padre al momento de salir de la sala, todavía no cerraba la puerta. Yo, a duras penas lo escucho y me saco los audífonos, esperando el reto.


Yo no digo nada, y tampoco siento nada especial ahora después de haber mentido tanto, al parecer si soy un estúpido mitómano y tampoco sé cómo enfrentarlo. Nada me dolía y esa era la verdad, pero debía inventar algo. Tampoco pensé que mi padre me descubriría llevándome al doctor. 


– ¡Oye! Te estoy hablando. – Comienza el reto mi padre. Yo, no dije una palabra. Sabía en mi interior que finalmente pasaría ese momento. 


–Tu silencio te delata. – Me dijo y después, en todo el viaje de vuelta, no dijo más. Su silencio lo delató también.


***



Agosto 2010



Creo que esa fue una de las primeras mentiras, de un nivel más grave, antes eran pequeñas mentiras infantiles, la escribí casi como una terapia para salir un poco del espacio nauseabundo en donde me había metido y que yo mismo había creado. Creo que esto de escribir me podría ayudar, así al menos había escuchado en algún programa de televisión que vi hace un tiempo. Pienso que ya es tiempo de avisar lo que me está pasando, pero no confío en nadie y creo que nadie confía en mí tampoco.


Desde esa noche en el hospital, no he podido parar, creo que ese fue el punto de inflexión de una ráfaga de mentiras imparables, solo hablo y armo las mentiras en el minuto, no tengo idea de donde salen, trato siempre que sea convincente y tengo que tener muy buena memoria para no equivocarme nunca. A veces creo los recuerdos en mi cabeza y los estructuro de tal manera que a ratos se me olvida que es una mentira creada por mí. Me he equivocado algunas veces, pero rápido invento algo sobre la marcha, que finalmente agrego al falso recuerdo y así salgo del paso.  


Al principio, lo hacía para disfrazar mi triste y aburrida realidad, pero he caído en una ruleta que no puedo salir. Lo hacía por aparentar, para interesarle a la gente, muchas veces supe que en realidad la gente no me creía que solo asentía con la cabeza, pero que finalmente se reía a mis espaldas. Es triste esa sensación de ser un payaso, pero que no se rían delante de ti, sino que a espaldas. 


A veces, al parecer, exagero en las mentiras, por eso son poco creíbles y con eso me delato. Por todo esto he quedado solo, yo me he alejado de mis hermanos, de mis amigos y ellos de mi. Ahora, nadie que me conozca un poco o que le hayan hablado de mí antes, cree algo de lo que digo. Busco gente nueva, pero tarde o temprano termino mintiéndole y perdiendo su amistad o lo que sea que haya alcanzado a construir.


Lo que más me cuesta aceptar, es la culpa que me hacen sentir aquellos que no me dicen nada, y que saben que yo tengo este problema, que nunca me han encarado nada, mi padre era uno de ellos. Creo que ellos piensan que estoy enfermo o se trata de alguna clase de discapacidad mental. A mi madre, trato de no mentirle, prefiero guardar silencio con ella. Muchas veces discute conmigo, pero yo como un maldito autocomplaciente no digo nada y solo siento lástima de mí, me odio y me deprimo. Creo que alguna vez entregaré este relato a mi madre o alguien más, no quisiera hacerle daño a ella, pero será mi forma de pedir ayuda. Antes que me vuelva loco. Le temo a la locura, le temo a perder el control. El pánico, es una triste forma de darse cuenta que se está mal.


Quizás debería usar esta capacidad para inventar, crear y escribir cuentos. Sería una buena forma de escapar de la realidad sin hacerle daño a los que quiero, ni tampoco a mí. Escribir mentiras finalmente, nunca viviré de ellas económicamente, pero si podría vivir mejor escribiéndolas. Tampoco, quiero hacer un confesionario de este cuaderno, escribiría cuentos, no sobre mis mentiras, sino que con mentiras nuevas, o sea cuentos originales. 


No sé hasta dónde llegaré con este cuento o con esta falsa, no sé que terminará primero.

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