martes, 22 de noviembre de 2016

Lluvia de Balas

     Hoy es marte y el sábado mataron un narco, un tipo de 25 años.  Lo mataron fuera de un clandestino, un ajuste de cuentas según algunos canales de televisión.  El sábado también fue el carnaval de los 500 tambores de Le Legua, el número 13 o 15 la verdad ya perdí un poco la cuenta y eso es bueno. Los canales no dijeron nada de eso, pero ya tampoco espero que digan nada.  A estas alturas los canales hablan más de un economista pelao que cagó a algunos cuantos personajillos de TV, más que de la cruda de realidad del país, o de los casos por resolver en la justicia.  La gente no quiere ver eso tampoco, en realidad muchos no quiere ver nada. Deben estar muy ocupados, con cosas muy importantes.
     La chica del tiempo del noticiero central de anoche, tampoco advirtió la lluvia de balas que yo escucho en este minuto.  
     Algunos dicen que al fina'o de Ñuñoa  es de La Legua. Que vendría siendo sobrino o hijo del Jao o como se escriba.  Que lo mandaron a rematar en represalia, a la muerte de otro narco que involucra a pacos corruptos, que a su vez están emparentados con bandas podridas en revanchas.  Para mí, toda una reverenda mierda. Pacos y delincuentes.
     Ahí es donde se me viene a la cabeza, que el dinero y solo el dinero puede corromper a cualquier persona, en toda circunstancia y no hay moral que resista al dinero.  Lo más probable es que yo también caiga en eso, solo que mi precio es más caro.  Quizás no valgo un simple par de zapatillas o un gorrito de marca, muchos amigos que conozco se han hecho más caros aún y la oferta del narco no alcanza.  Porque la oferta del narco, son zapatilla Nike, ropa Lacoste, o DolceGabana calzoncillitos Calvin Klein, etcétera.  El narco legüino ofrece a sus soldados, estatus ecónomico-basura, no ofrece nada más, un estatus muy parecido al del futbolista exitoso: busos caros, buenos auto, ropa cara de mal gusto. Esa es la oferta del narco. No ofrece nada más.  El narco no ofrece estabilidad, ni estudios, ni tranquilidad, ni posición social, ni nada de eso.  Solo ofrece, el mercadeo de ropitas y vehículos, que tendrían si fuesen existosos como ciucos ricos o como ellos que le pegaron el palo al gato.  Quizás por eso me niego a usar ese tipo de cosas.  Háganse caros muchachos, tan caros que el monto sea inalcanzable para estos tipos.
Los narcos y delincuentes de baja monta,  muestran su poder disparando al aire, paralizando la población.  Muestran su poderío armamentista, a vista y paciencia de pacos asustados y mal pagados, que quieren llegar a sus casitas y que debieron, quizás, estudiar otra cosa, quizás ser jardinero como yo seré algún día.  Disparan ráfagas para generar el temor, como charros mexicanos de las películas viejas, o como vaqueros gringos para espantar a los comanches.  Por supuesto lo logran, nadie quiere morir en las manos de un estúpido y podrido narco, nadie merece tal cosa.  Morir por una bala loca, en honor a un muerto asesinado, producto de una revancha donde se involucran a policías corruptos, en medio de una “intervención” policial, para mejorar la situación, debe ser una de las muertes más terribles que debe haber.  No por lo doloroso, sino por lo estúpida de la situación.
El domingo recién pasado, después de la muerte  del famoso tipo, que requiere todos esos honores. Los muchacho debieron irse escondidos, el cura antes de la misa medio nervioso tocaba las campanas y nos ofrece resguardo por un rato,  nos quedamos en la calle escondidos un buen rato. Las madres y algunos pocos padres, se fueron llevando a sus hijos por la orillita de la vereda, todos en fila, tratando de esconderse y llegar rápido a casa.  Caminan rápido y con temor. Unos más que otros.  Siempre es uno más que otros, a mí me da más impotencia que temor y también un poco de tristeza.

     Es triste, si es triste, pero ya estuve triste, ayer y antes de ayer. Hoy quiero escribir.

22.nov.2016

Bala Loca


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