Silba el viento y miro mi pie descalzo,
que estampa la huella en el barro fresco,
piso una piedra, filuda entra en la planta
la humedad llena y el dolor se espanta.
Llueve y yo destrozo mis abrigos
abro las manos como siempre vacías
miro al cielo gris, viento y hojas muertas
y las gotas rebotan en mis mascaras viejas.
Como el veneno que mata la tristeza,
limpia el cielo, los árboles y mi penas
cantan lluvias en el suelo y en el cielo
en el charco, en la orilla y en mi vuelo.
Las semillas, cascabeles en la altura
acompañan al sollozo, a la brisa y
al ruido claro del agua que explota
y que rompe el silencio con cada gota .
Abro mi boca y siento el sabor a todo,
el pelo conduce el cristal a mi cuello,
enfría, estremece y limpia el recelo
desmancha la duda y despierta el sueño.
Cielo gris con sabor a miel y anís
bebo tus lágrimas, bebe la mías,
temporal de aguas, vidas, mías,
aguacero de nuevos verbos, muertos.
Que vida nueva, la que traes al vuelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario