Ojos de telas opacas,
tu caminar de yugo pensado,
apretado,
a la orilla del cemento estéril,
como tu esfuerzo
o como el mío.
Monocromático caminar,
fractal de esquina en esquina,
semáforo de amarillo al rojo,
de lucir con anteojos
mas gris todavía.
Quita el reloj de tu frente,
más Dios también se arrepiente.
¿Porque tu no?
Detén el caminar cansado,
y tu paso asustado
Sal del color enfermo,
Y escribe libre tus pasos,
en el cuadriculado pavimento,
de tu cuaderno,
y de tu andar eterno.
Libera el color de paz,
contigo y sin ti jamás,
de la hiel de tu pecho encerrado,
del pehuén tumbado,
del sentir consecuente,
de la soledad incompleta,
y de esperanza viva.
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