Un cienpiés baja desde la nuca
hacia mi espalda
cierro los ojos y veo tus labios
y los alcanzo apenas con mis dedos.
Mis muslos tensos,
tus dedos frenéticos
intentando escalar al clímax,
amarras sueltas y seis botones
uno a uno sueltos.
Busco,
el origen de la humedad
esa humedad irremediable.
Agitar y respirar
bellos verbos para amar.
Dos dedos, recorren tu espalda
como plumas lenguas
ligeras de roces y aromas
estremecer y llegar
tras el eclipse.
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