Cinco haitianos, exageradamente abrigados, según yo, limpian el callejón de Alarcón. Con la cordillera preciosa nevada de fondo, ríen cantan y tiran la talla en su lengua, que todavía no sé como se llama. Pensé en saludarlos, en felicitarlos por su trabajo, que parecía lo hacían bien y con un sonrisa blanquísima en la cara. Pensé, no me atreví.
Ellos dejaron su patria por venir a construir otra, que jamás, porque los conozco, se lo agradecerán lo suficiente.
"Los pobres no tienen patria"
Los Muertos de Cristo
12.05
12.05
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