Ahí en medio del enredo,
entramado de rejas y cables
de peleas de perros callejeros
de camiones de frutas frescas
de pregón y sermón de tarde,
ahí está mi recuerdo.
Cuantas palomas volaron al disparo
entre las mezclas de olores extraños
entre sonrisas, bailes y llantos
volaron tras el cielo naranjo
de verano y pavimento mojado.
Cuantos niños lloraron a sus padres
abrazados entre las piernas de su madres
entre las lagrimas de sus abuelos
lloraron por la soledad desconocida
de inviernos húmedos y fríos vientos.
Cuantas vidas rompieron el camino
vendiendo la muerte y la ruina oscura
entre balas y sangre roja seca
rompieron sus nombres, sus alientos
por algo más que el alimento.
En medio mi recuerdo, enredado
entre cruces y túnicas pálidas
campanadas de cánticos tristes
esperanzas de nuevos tiempos
pequeñas llamas en cirios blancos.
Cuantas lágrimas se perdieron
entre las hojas y el aroma de las flores
de un amigo o de un viejo hermano
perdidas ahora, ya en el tiempo
recordadas hoy y antaño.
Cuantos cantos liberaron la luz
a los ojos rojos y la doliente cruz
en el altar, la eucaristía viva
liberó la esperanza eterna, mía
y al alma de niño despierto de ese día.
Cuantos se alejaron luego
incapaces de poner la mejilla
y doblar otra vez la rodilla
acorralados por la rabia
engañados por la verdad.
Vivo el recuerdo del sabor
del pan y el vino
de la fruta , el sonido
del disparo y mis amigos.
Recuerdo la silueta
de la paloma gris en el cable
de la cruz y el cielo en tarde
del agua y el pavimento azul.
Recuerdo
y la voz se ahoga en llanto
se ahoga también en canto.
Ahora brilla más la luz.
entramado de rejas y cables
de peleas de perros callejeros
de camiones de frutas frescas
de pregón y sermón de tarde,
ahí está mi recuerdo.
Cuantas palomas volaron al disparo
entre las mezclas de olores extraños
entre sonrisas, bailes y llantos
volaron tras el cielo naranjo
de verano y pavimento mojado.
Cuantos niños lloraron a sus padres
abrazados entre las piernas de su madres
entre las lagrimas de sus abuelos
lloraron por la soledad desconocida
de inviernos húmedos y fríos vientos.
Cuantas vidas rompieron el camino
vendiendo la muerte y la ruina oscura
entre balas y sangre roja seca
rompieron sus nombres, sus alientos
por algo más que el alimento.
En medio mi recuerdo, enredado
entre cruces y túnicas pálidas
campanadas de cánticos tristes
esperanzas de nuevos tiempos
pequeñas llamas en cirios blancos.
Cuantas lágrimas se perdieron
entre las hojas y el aroma de las flores
de un amigo o de un viejo hermano
perdidas ahora, ya en el tiempo
recordadas hoy y antaño.
Cuantos cantos liberaron la luz
a los ojos rojos y la doliente cruz
en el altar, la eucaristía viva
liberó la esperanza eterna, mía
y al alma de niño despierto de ese día.
Cuantos se alejaron luego
incapaces de poner la mejilla
y doblar otra vez la rodilla
acorralados por la rabia
engañados por la verdad.
Vivo el recuerdo del sabor
del pan y el vino
de la fruta , el sonido
del disparo y mis amigos.
Recuerdo la silueta
de la paloma gris en el cable
de la cruz y el cielo en tarde
del agua y el pavimento azul.
Recuerdo
y la voz se ahoga en llanto
se ahoga también en canto.
Ahora brilla más la luz.
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